Se impone, más que nunca, el rigor crítico para desvelar falsas legitimaciones, los nexos artificiales que se establecen entre pasado y presente. Por lo pronto, se trata de penetrar en las entrañas de la construcción de los mitos. Estos nacen y mueren en función de lógicas históricas e ideológicas. La misión del historiador es separar el grano de la cizaña. Los mitos no deben ser otra cosa que objetos históricos en sí mismos examinados bajo el prisma de la razón y desde la exigencia de la honestidad. Se trata de demostrar su relativismo histórico, la multiplicidad de lecturas funcionales que ofrecen a lo largo del tiempo y en función de la identidad de sus intérpretes.

Ricardo García Cárcel en La herencia del pasado. Premio Nacional de Historia (2012)

... nuestro destino era PRESTAR ATENCIÓN Y DESCANSAR en cada una de las minúsculas revelaciones que se habían ido abriendo a nuestro paso; cada una de las cuales, a su vez, nos aconsejaba no buscar ningún destino, ni mucho menos un destino feliz. Sólo de ese modo se lucha contra la asfixia y la angustia del tiempo y del dueño de la cortinilla; prestando atención a lo que se ENCUENTRA, y no a lo que se BUSCA.

Félix de Azúa en Historia de un idiota contada por él mismo (1986)

Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de la cultura. Ésta es la ilusión y consuelo de los especialistas. ¡Lo que sabemos entre todos! Oh, eso es lo que no sabe nadie!

Antonio Machado en Juan de Mairena (1936)

History has many cunning passages, contrived corridors
And issues, deceives with whispering ambitions,
Guides us by vanities

T. S. Eliot en Gerontion (1920)


lunes, 23 de julio de 2012

Lecturas sobre la universidad (2ª parte)


Enrique Linde Paniagua. (2010) El proceso de Bolonia: un sueño convertido en pesadilla. Madrid. Civitas. 258 pp. El profesor de derecho en la UNED Enrique Linde Panigua proporciona aquí una crítica del plan Bolonia desde una perspectiva jurídica, bastante alejada de los planteamientos anticapitalistas de Fernández Liria. Se desgranan las contradicciones y insufiencias que surgen de querer plantear un "Espacio de Educación Europea Superio" (EEES) cuando ni la Unión Europea ni sus respectivos países tienen una política universitaria coordinada. La implantación de este proceso en España tendría serios problemas por la financiación insuficiente de sus universidades. Para Linde, las intenciones de los redactores del Plan Bolonia son buenas y es un firme defensor del proyecto europeísta, pero en la práctica no podrían funcionar ya que equivaldría a "construir la casa por el tejado". Es una lectura un poco farragosa porque se centra en examinar las enorme variedad de reglamentos que existen sobre este tema.  De todas formas, sirve para darse cuenta que las leyes y declaraciones acostumbran a ser impecables en apariencia, pero que demasiadas veces no tienen nada que ver con la realidad económica y política que realmente se vive. Por usar otra expresión, este libro confirma aquél principio que dice "nunca le atribuyas a la malicia lo que puede ser explicado por la incompetencia".


Enrique Linde Paniagua. (2010) Ideas para la reconstrucción de la universidad española tras el proceso de Bolonia. Madrid. Colex. 163 pp. En este otro librito, mucho más fácil de leer, Linde hace algunas propuestas a partir de lo que critica en su anterior libro, además de hacer una breve reseña de las ideas sobre la universidad, desde Humboldt a Ortega y Gasset. El diagnóstico del profesor Linde es claro y certero, pero personalmente creo que algunas de las propuestas no acabarían mejorando la situación, sino empeorándola. Por ejemplo, el autor se opone al horizontalismo democrático que a su jucio impera en la universidad, dificultando la toma de decisiones. En base a esto, propone un modelo más gerencial y corporativista, en que los profesores mejor preparados fuesen los administradores. Me parece difícil de creer que este sistema garantice una mayor transparencia ¿Hay que marginar a los alumnos y al PAS de la gobernanza de su institución, dejándola en manos de un consejo de sabios supuestamente virtuosos? No lo creo. Otras medidas sí las veo necesarias, y exigen pensar en términos mucho más amplios. Comparto su propuesta de que habría que mejorar mucho la FP antes que abrir la universidad a todos. El sistema laboral que tenemos se contradice con la sobreabundacia de titulados universitarios, y habría que imitar a Europa para crear escuelas de formación de buena calidad.
En general, se propone una universidad mucho más exigente consigo misma, que sea capaz de superar las lacras históricas que han caracterizado la educación de nuestro país: endogamia de los profesores, politización de las cátedras, mediocridad de los métodos docentes, el poco interés en financiar la investigación, etc. Lo bueno de este libro es que hace todo un programa de modernización, que debe ser sujeto a debate, pero que no deja de ser muy estimulante. Una reseña más extensa se puede leer aquí.

Eduardo González Calleja. (2009) Rebelión en las aulas: movilización y protesta estudiantil en la España contemporánea 1865-2008. Madrid. Alianza. 447 pp. González Calleja es doctor en Historia, profesor en la Universidad Carlos III y ha investigado muchos temas de historia social de la España contemporánea. Rebelión en las aulas es un largo y completísimo estado de la cuestión sobre los movimientos estudiantiles. A mi juicio, puede ser de muchísima utilidad para los historiadores, y también para los estudiantes comprometidos que quieran aprender del pasado. El libro tiene un capítulo introductorio en que se intenta establecer una tipología sociológica de los movimientos estudiantiles, y viene seguida de los casos históricos. El carácter irregular y plural de estos movimientos es uno de los problemas epistemológicos que plantean para las ciencias sociales. Los debates son todos muy interesantes, pero me parece notable su visión como movimiento impredecible y catártico. Los estudiantes universitarios han sido una minoría hasta hace poco, y su irrupción en las calles siempre ha sido una escenificación enérgica e intensa de las inquietudes que subyacen en la sociedad.
Su trascendencia siempre ha venido muy vinculada a su autopercepción como “colectivo autónomo” capaz de ponerse en contacto con otros movimientos sociales. Pero al mismo tiempo, ahí está su particular “talón de Aquiles”, como dice el autor. La históricamente débil coordinación con grupos políticos como los movimientos obreros siempre ha sido el momento crítico, en que muchas veces las aspiraciones de cambio han acabado por desmoronarse. Las vacaciones, el fin de los estudios, la represión, la cooptación desde las autoridades o el cambiante grado de politización de los alumnos son algunos de los factores que siempre los han condicionado.
Del libro de González Calleja pueden extraerse varias lecciones, de la que yo destaco: la trascendencia de los movimientos de estudiantes sólo se da cuando los mismos estudiantes se ven a sí mismos como una parte diferenciada de la sociedad con capacidad de arrastrar a los demás colectivos. Aparte de esta conclusión que extraigo (personal e ideologizada) es un magnífico estudio para aprender qué hacían los estudiantes españoles en el pasado y cómo la universidad fue durante mucho tiempo un cruento campo de batalla entre ideologías.

viernes, 20 de julio de 2012

Don Delillo - "Cosmópolis" (2003)



Miró a Chin, al pairo en el plegatín, perdido en sus propios pensamientos descarrilados. 
—¿Cuántos años tienes? 
—Veintidós. 
—¿Cómo? 
—Veintidós. 
—Pareces más joven. Yo siempre era el más joven de la gente que me rodeaba.Un buen día eso empezó a cambiar. 
—Yo no me siento más joven. No me siento completamente localizado enninguna parte. Creo que básicamente ya estoy listo para dejar este negocio. 
—Métete un chicle en la boca y prueba a no masticarlo. Para una persona de tu edad, con tus dones, hay en el mundo una sola cosa a la que valga la pena aspirar  profesional e intelectualmente. ¿Sabes de qué se trata, Michael? Sencillo: la interacción entre tecnología y capital. La indisolubilidad. 
—Los años del instituto fueron el último reto verdadero —dijo Chin.
El automóvil quedó atrapado en el atasco de la Tercera Avenida. Las órdenes recibidas por el chófer consistían en avanzar por intersecciones y bloques, no remolonear a cierta distancia del coche anterior. 
—He leído un poema en el que una rata se convierte en moneda del curso legal. 
—Pues sí, sería interesante —dijo Chin. 
—Desde luego. Tremendo impacto en la economía mundial. 
—Ya sólo por el nombre… Mucho mejor que el dong o la kwacha.
—El nombre lo es todo. 
—Sí. La rata —dijo Chin. 
—Sí. Hoy la rata ha cerrado por debajo del euro- 
—Sí. Existe una preocupación creciente de que la rata rusa se devalúe. 
—Ratas blancas. Piénsalo. 
—Sí. Ratas preñadas. 
—Eso. Liquidación en masa de ratas rusas preñadas. 
—Gran Bretaña entra en la zona rata —dijo Chin. 
—Eso mismo. Se suma a la lógica tendencia a adoptar una única unidad de cambio universal. 
—Sí. Estados Unidos establece la unidad rata. 
—Eso. Cada dólar estadounidense será canjeable por su valor en ratas.
—Ratas muertas. 
—Eso. El acopio de reservas de ratas muertas se tiene por una amenaza contra la salud mundial. 
—¿Cuántos años tienes? —dijo Chin—. Quiero decir ahora que ya no eres más joven que los demás.
Miró más allá de Chin, hacia el fluir de números que corría en direcciones opuestas. Entendió cuánto significaba para él todo ese desglose pasajero de datos en una pantalla. Estudió los diagramas y figuras que ponían en juego patrones orgánicos, alas de ave, la cámara en abanico de una concha de molusco. Era un pensamiento superficial sostener que los números y los gráficos equivalían a la fría comprensión de las energías humanas levantiscas, toda clase de ansia y de sudor nocturno reducido a lúcidas unidades en los mercados financieros. De hecho, los propios datos tenían alma, resplandecían, un aspecto dinámico del proceso de la vida misma. Ésa era la elocuencia de los alfabetos y de los sistemas numéricos, plenamente plasmada en forma electrónica, en el binomio de ceros y unos del mundo, el imperativo digital que definía cada aliento de los miles de millones de seres vivos en el planeta. Ahí estaba el bullir de la biosfera. Nuestros cuerpos y los océanos estaban ahí plasmados, presentes, cognoscibles e íntegros. ...


martes, 3 de julio de 2012

"Notícia de Catalunya" por Jaume Vicens Vives



Jaume Vicens Vives era a mediados de los años cincuenta uno de los historiadores españoles más reputados gracias a su fructífera labor docente e investigativa. En 1953 escribió uno de sus libros más populares: Notícia de Catalunya. [1] Llevaba varios años investigando diferentes problemas de la historia de Cataluña como el alzamiento remensa o los inicios de la industrialización, pero esta obra representó un cambio en su bibliografía por su tono ensayístico y su clara intencionalidad política. En el prólogo, se reivindica la intuición como método de conocimiento y como punto de unión entre la literatura y las ciencias sociales (historia, sociología, economía y filología). Una intuición que además debe procurar ser sensible con los problemas políticos del momento.
El desafío que se plantea su autor es descifrar la esencia colectiva de Cataluña. En vez de recurrir a una indagación filosófica inspirada por el idealismo hegeliano, el historiador catalán se propone encontrarla en la mentalidad propia del pueblo catalán. Esta mentalidad sería la manera de prendre's la vida que se puede observar en sus comportamientos culturales. Para ello acude al tiempo y al espacio. Es decir, el tarannà de los catalanes es un producto histórico-geográfico que se ha mantenido hasta entonces y conocer sus orígenes es necesario para el progreso de la nación. Notícia de Catalunya viene a ser una investigación sobre aquello que conforma la identidad nacional catalana.
En las dos primeras partes (tituladas Els elements y Les il·lusions) ofrece una interpretación  de largo alcance del pasado. A grandes rasgos, Cataluña había sido un país de frontera, poblado por colonizadores, que habría tomado una cierta forma a partir del establecimiento de la Marca Hispánica. Sus habitantes se habrían caracterizado por poseer un fuerte sentido de responsabilidad, de sentit social por la tierra. A partir de la familia y de su propiedad privada (la masia) se habría erigido una mentalidad de propietario, que necesita garantizar dos necesidades simultáneamente: seguridad y libertad. La jurisdicción feudal no habría hecho más que constatar el esperit públic, en el que se manifestaban los valores de lealtad, trabajo y prudencia.
En el capítulo Les dificultats, Vicens ejemplifica los problemas que impidieron el avance como poble de Catalunya. Se ilustran con casos históricos las tendencias en las luchas por el poder  político. Con el alejamiento del centro de decisiones de la capital catalana y la hispanització del principado, la política catalana se habría movido entre dos ejes: el pragmatismo posibilista y el misticismo revolucionario. Y no solamente la política, sino también la misma identidad de sus habitantes. El seny y la rauxa son dos polos entre los que oscilan los cuatro rasgos identitarios básicos del catalán: continuitat, seny, mesura, e ironia. La seriedad del propietario orgulloso y calculador se enfrentaría constantemente a la explosión de rabia producida por las frustradas  promesas de libertad.
El análisis de Vicens Vives es declaradamente ideológico y muchos conceptos deben situarse en el contexto intelectual en el que fueron escritos. En primer lugar, hay que señalar que las ideas de raza, mentalidad colectiva o carácter nacional han quedado hoy en día muy cuestionados o hasta desfasados por las aportaciones de la biología o la antropología. [2] En todo caso, habría que hablar de culturas y diferenciarlas por posición económica, región, etc.
En segundo lugar, la idea argumentada por Vicens de una esencia colectiva presupone que la idea de Cataluña y de catalanidad se ha mantenido igual a lo largo del tiempo. El autor lee la historia de Cataluña con la intención de reunir unos valores que se han mantenido a lo largo del tiempo para poder explicar su presente. En este sentido, parece obviar que cada contexto genera unos códigos culturales e ideológicos específicos. Por tanto, no puede ser cierto que se perpetúen impolutos a lo largo del tiempo sin que varíe notablemente su significado. [3]
Por último, Vicens adopta un punto de vista en que se interroga por la cabida de Cataluña en Europa debido a las peculiaridades de su historia y su cultura. La angustia por encontrar una solución a este problema recuerda a las tribulaciones de los intelectuales de la generación del 98 que se interrogaban por el Ser de España.[4] En este sentido, la obra de este es intrínsecamente nacionalista ya que extrae del pasado unos valores que considera útiles y necesarios para un futuro proyecto político.
Notícia de Catalunya pudiera ser una de las mejores muestras de lo que, según Josep Fontana, es el proyecto social del historiador.[5] Para él, todo historiador elabora genealogías del presente que buscan justificar una propuesta política. El libro de Vicens Vives no puede tacharse como una manipulación de la historia, porque desde sus primeras páginas deja clara su intención: analizar el pasado para construir un futuro. Por el contrario, lo sería si pretendiese realizar un análisis riguroso y objetivo. Pero no es el caso. Notícia de Catalunya es por su contenido y por el contexto en que fue producido un roman à clef dirigida a los sectores catalanistas que se oponían al franquismo.[6] En sus últimos años su autor inició una tenue pero destacable resistencia al régimen de Francisco Franco, que se expresó mediante escritos y reuniones con personajes destacados de la oposición como Ernest Lluch o Josep Benet (que también harán trabajos históricos). Es por ello, que creo que este libro debe ser leído más que en clave política que en clave histórica. Vicens reivindica un proyecto liberal, democrático y reformista, con una Cataluña unida a España pero que respete su cultura. Su muerte en 1960 le impidió ver cualquier materialización de estas esperanzas.
Desde mi punto de vista, considero que la obra de Vicens Vives genera otro debate relacionado con la historia de los intelectuales. ¿Cuál fue la posición de los intelectuales catalanes y españoles tomaron frente al franquismo y la transición hacia la democracia? Los historiadores han tenido siempre una enorme responsabilidad ya que elaboran explicaciones del pasado que luego son instrumentalizadas por diferentes opciones políticas. Es por ello que considero legítimo preguntarse cuál fue la actitud que los estudiosos del pasado tomaron frente a un proceso de cambio tan trascedente y en qué medida contribuyeron a él. Esto nos llevaría a otra cuestión mucho más compleja, que trataría sobre la delgada línea roja que separa el conocimiento científico del pasado con la ideología. Entre los objetivos de los científicos sociales también debe estar incluida la consideración deontológica sobre el impacto que sus ideas tienen en la sociedad.



[1] La primera edición fue lanzada para las navidades de 1954 y tuvo numerosas reediciones. La que he utilizado es la de 1969 por Destino.
[2] Harris, M.: El desarrollo de la teoría antropológica: una historia de las teorías de la cultura. Siglo XXI, Madrid, 1979.
Geertz, C.: La interpretación de las culturas. Gedisa, Madrid, 1981.
Cavalli-Sforza, L. L.: Genes, pueblos y lenguas. Crítica, Barcelona, 2000.
[3]Burke, P.: ¿Qué es la historia cultural?  Paidós, Barcelona, 2006.
Foucault, M.: Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Siglo XXI, Madrid, 1968.
[4] Recomendamos la lectura del artículo de José Álvarez Junco El falso problema español
http://elpais.com/diario/1996/12/21/opinion/851122803_850215.html
[5] Fontana, J.: Historia: análisis del pasado y proyecto social. Crítica, Barcelona, 1982.
[6] Muñoz i Lloret, J. M.: Jaume Vicens i Vives, 1910-1960: una biografia intel·lectual. Edicions 62, Barcelona, 1997.

viernes, 1 de junio de 2012

Lecturas sobre la universidad (1ª parte)

Desde que empecé la universidad en 2008, han pasado muchas cosas en la educación superior de nuestro país. Mi promoción estrenó el grado en Historia en pleno inicio de la crisis económica. Vivimos de primera mano las grandes protestas anti-Bolonia, y a día de hoy el malestar continúa y con más motivos. Los recortes en investigación, las subidas de tasas, un profesorado cada vez más precario y unas becas cada vez más escasas no auguran un futuro muy acogedor.
En estos cuatro años he tenido tiempo de leer algunos libros y artículos para comprender un poco la naturaleza de esta institución y de los procesos de cambio que tienen lugar a día de hoy. Explicaré brevemente estas lecturas, que considero bastante útiles para aquél interesado en ver desde un punto de vista más global cuál es el objetivo de la universidad en el siglo XXI. No han sido en ningún modo sistemáticas, pero siempre he buscado explicaciones que intenten ofrecer un punto de vista crítico, ya que la enorme mayoría de los estudios que he encontrado no se cuestionan las premisas básicas de su discurso o están dirigidas a los mismos administradores de la universidad.

Carlos Fernández Liria; Clara Serrano García (2009) El Plan Bolonia. Madrid. Catarata. 103 pp. Fue uno de los primeros libros que busqué sobre un tema que nos afectaba directamente: la implantación del Plan Bolonia. Carlos Fernández Liria es profesor de filosofía en la UCM, y es bastante conocido en los círculos de la izquierda más "dura" en nuestro país. En este libro hace una crítica del Plan Bolonia desde un punto de vista anticapitalista. Según el este plan no es más nada que una privatización encubierta de la universidad, y no representa nada bueno para la universidad ni para sus alumnos, ya que son unas medidas destinadas a mercantilizar el conocimiento y adecuarlo al mercado laboral basura. Creo que es una buena aproximación a este punto de vista. Sin embargo, al ser un análisis que desborda el ámbito de la educación, la posibilidad de una hipotética "reforma" se dificulta ya que esta pasa por cambiar de arriba a abajo el sistema económico y político por completo. En esto, Fernández Liria es coherente: es uno de los firmes defensores de la "Revolución Bolivariana". Sin embargo al ser unos planteamientos tan escorados hacia la izquierda, creo que se debilitan los posibles apoyos de la mayoría de la sociedad, que ni de lejos daría apoyo a semejante proyecto (que en mi opinión, tampoco garantiza del todo la libertad de pensamiento y la inserción laboral). Aún así, no deja de ser una lectura estimulante para situar en un marco más amplio el establecimiento del EEES.

José Carlos Bermejo Barrera (2009) La fragilidad de los sabios y el fin del pensamiento. Madrid. Akal. 104 pp. Este otro libro del profesor Bermejo Barrera, se ofrece una buena interpretación sobre la evolución de los intelectuales, desde los griegos hasta el siglo XXI, desde el "conócete a tí mismo" hasta la "sociedad del conocimiento". El punto fuerte de este autor es su preocupación por el estado de las Humanidades. En este libro se profundiza la tesis (presente en todo su trabajo) que en la universidad ya no tiene sentido el proyecto humanista. Cuando se refiere al fin del pensamiento, se refiere a que la universidad ya no se preocupará por cultivar el conocimiento, sino que será un lugar destinado exclusivamente a desarrollar la teconología y poco más. Quizás sea excesivamente fatalista, pero da en el clavo al recordar que el discurso empresarial-tecnocrático que domina en los rectorados es una ideología como cualquier otra y que está llena de apriorismos fácilmente desmontables. 


José Carlos Bermejo Barrera (2011) La maquinación y el privilegio: el gobierno de las univerisdades. Madrid. Akal. Este libro en el que se engloban varios artículos del doctor Bermejo Barrera ya lo reseñamos en otra entrada en este mismo blog.






  


Jordi Llovet (2011) Adiós a la universidad: el eclipse de las Humanidades (publicado originalmente en catalán). Barcelona. Galaxia Gutemberg. 408 pp. Llovet fue catedrático de literatura en la Universidad de Barcelona hasta el 2008, cuando decidió prejubilarse y abandonar las clases. La decadencia del estudio de la literatura y las Humanidades fueron los motivos aducidos para este retiro anticipado, durante el cual redactó este curioso libro en el que se despide para siempre, lleno de anécdotas y travesuras eruditas. En buena parte es una especie de autobiografía-memoria sobre sus años de juventud y madurez, y en mi opinión, creo que es la parte más provechosa (y divertida) del libro. Llovet explica cómo ha cambiado el mundo desde que entró en la universidad en 1965, y su testimonio personal e intelectual lo considero muy estimulante.
Ahora bien, las causas del "eclipse de las Humanidades" no me parecen demasiado originales. En resumen, Llovet señala al "progreso" como culpable de arrinconar la filosofía y la literatura. Quien sale peor parada, es la tecnología, culpable de simplificar y automatizar los procesos de aprendizaje que anteriormente requerían un esfuerzo intelectual que hoy en día se ha malogrado y desprestigiado. Llovet argumenta de manera impecable, invocando los argumentos de filósofos como Walter Benjamin o Hans-Georg Gadamer. El problema que veo es que está tan ocupado lamentándose del mundo que ha quedado atrás, que es incapaz de proponer algún cambio o de sopesar las ventajas que puede tener la democratización o la facilitación del acceso al conocimiento que celosamente guardaban esas élites intelectuales. Aunque el autor se declare progresista, a veces sus planteamientos suenan demasiado conservadores e inmovilistas. Eso no quita que haya reivindicaciones totalmente rescatables para nuestros días, como la idea de la universidad como una "sinécdoque", en la que todo lo que sucede en ella tiene una correspondencia con la sociedad. A diferencia de los estudiantes de los años 60-70, hoy en día sólo se ve la universidad como un lugar de paso para obtener su título (¡como si tener uno fuera garantía de empleabilidad inmediata!). Aún así, no deja de ser un libro de recomendable para todos aquellos que tengan amor por la filosofía o la literatura y que quieran oír las correrías de un viejo profesor. 


miércoles, 9 de mayo de 2012

Algunes apreciacions sobre el Consell de l'Estudiantat i les protestes més recents

Escric aquestes línies per aportar el meu punt de vista sobre una qüestió que afecta a tots els estudiants i que en aquestos dies ha generat vives discussions: el paper del Consell de l'Estudiantat de la Universitat de Lleida en les protestes que han tingut lloc en els darrers mesos. Abans que res, vull deixar clar que tot el que aquí dic ho faig a títol personal. La meva intenció és proporcionar una reflexió una mica més elaborada que els típics monòlegs que es fan a les reunions. Els arguments aquí expressats espero que serveixin per a la reflexió de tots aquells preocupats pel funcionament de la universitat.
El Consell de l'Estudiantat de la Universitat de Lleida (CEUdL) ha estat durament criticat, amb raó en algunes ocasions, i amb menys en altres. ¿Però, tenim clar que és el CEUdL? Aquest organisme fa la funció de representar als alumnes davant de tots els estaments de la institució universitària. Els seus membres són triats en unes eleccions en les que tots els estudiants tenien el dret tant de votar com de formar candidatura. Els darrers comicis es van celebrar al desembre del 2010, i al fer-se cada 2 anys, al desembre d'enguany es tornaran a fer. Hi ha un consell central, des d'on es tracta amb el rectorat, i un per cada facultat o centre. El central coordina i tramita les qüestions que superen les competències dels consells de facultat, però aquestos poden operar amb plena independència.
Fins aquí una mínima introducció. Com tots sabem, des de que ha començat la crisi estem vivint un procés de setge a l'Estat de benestar, en el que en nom de la competitivitat i del creixement es sacrifiquen drets que han costat anys de lluita al carrer i als despatxos. Es bastant esfereïdor constatar com les premisses bàsiques que feien de la societat europea una de les més dignes pels seus ciutadans estan contínuament sota atac. La universitat no queda al marge de tot això, i amb la excusa de la crisi, s'està duent a terme una veritable "contrareforma" neolliberal que només aconsegueix ficar a  tothom en contra, des dels rectors fins al PAS.
Per això, quan les mesures preses des del govern de la Generalitat i l'Estat amenacen seriosament l'autonomia i la integritat de la universitat pública, és normal que els estudiants surtin a manifestar-se. A tot l'Estat espanyol s'han succeït manifestacions i tancades contra les darreres decisions del ministre Wert, en la que s'inclou una pujada de les taxes de més d'un 50%. Fins i tot, els seus mateixos assesors reconeixen que aquesta "teràpia de shock" és massa forta pel sistema universitari.
Mentre els polítics i rectors negocien a porta tancada per intentar arribar al delicat equilibri de forces entre les necessitats de cada universitat i les exigències dels governs de torn, la desconfiança i la frustració s'acumulen en els estudiants. Apareixen propostes reivindicatives de manera espontània. Sembla que novament, hi ha una voluntat general de passar de la queixa improductiva a l'acció política, capaç d'articular un moviment que surti al carrer, com va passar ja fa un any amb el 15M. Que es quedi en una manifestació d'uns pocs estudiants més o que pugui empènyer a tots els sectors de la societat que s'oposen a aquestes mesures i obligar al govern a canviar de rumb, depèn de com s'articuli la protesta.
A la nostra ciutat,  la coordinació d'aquest moviment de protesta d'estudiants ha estat més aviat fluixa. El CEUdL clarament ha fallat i només tiren endavant els consells de facultats o assemblees de manera independent. Des de fa un any, l'únic que s'ha fet des del central ha estat afegir-se a les convocatòries quan així s'ha convingut. Se l'ha acusat amb molta raó de no moure's el suficient. Ara bé, per qué ha estat així?
En primer lloc, s'ha d'assenyalar la manca d'iniciativa d'una gran majoria dels seus membres . Quan va tocar debatre quina posició s'hauria d'adoptar per la vaga general del 29F, un correu enviat des del central a una llista de 65 claustrals només varen respondre 7. Això significa que només un 10% dels representants triats a les eleccions veia necessari respondre a aquesta pregunta. La resta no van considerar oportú respondre o simplement havien decidit organitzar-se per la seva banda, com va succeir a les facultats de Lletres, Educació i Agrònoms. Com a mínim, constata la manca de confiança dels seus components en aquest organisme a l'hora d'organitzar moviments de reivindicació.
En segon lloc, el central ha seguit una dinàmica en que ha preferit centrar-se exclusivament en els temes més acadèmics i burocràtics i ha descuidat el malestar entre la població estudiantil. Al no canalitzar aquestes manifestacions i al cenyir-se a al àrid (però necessari) àmbit de la política universitària, ha deixat que els moviments de protesta passin per davant. S'organitzen assemblees espontànies que el CEUdL es veu obligat a seguir-les per darrere a corre-cuita.
En conseqüència, es perd la legitimitat i la credibilitat als ulls de la majoria dels estudiants, ja que es veu que la única manera de actuar és mitjançant les accions espontànies. Només queden dos opcions possibles: deixar que cada facultat vagi a la seva i que trobi la seva manera d'organitzar-se; o cedir la seva funció representativa en congregacions que es marginen voluntàriament del marc institucional. Les dues alternatives són nefastes ja que dificulten el diàleg amb les autoritats i obvien les vies de comunicació que ja existeixen entre facultats, fent que s'hagi de partir des de zero.
En aquest procés cal remarcar que l'apoliticisme del alumnat fa mal a totes les iniciatives, vinguin d'on vinguin i es comportin com es comportin. L'apoliticisme dels nostres dies es caracteritza per una visió hiperindividualitzada, que considera alié, inútil o simplement farragós tot allò que tingui a veure amb les responsabilitats i drets ciutadans. Aquest desinterès en la vida pública s'expressa de moltes maneres, però davant de situacions com aquesta sorgeix una mena de resignació que fa impossible l'aparició de qualsevol iniciativa organitzada. El gruix dels estudiants fa la seva vida i considera que la defensa dels seus estudis és una font innecessària de problemes ja que no es pot canviar res. A la població universitària es reprodueixen a escala conflictes que operen a un nivell més alt. Plataformes com la PUDUP o les assemblees "indignades" només fan que demostrar que molts ciutadans no es reconeixen en els mecanismes de negociació i diàleg que disposen. Una assemblea només es representa a sí mateixa, mentre que els estudiants votats tenen la legitimitat que atorguen unes eleccions legals. 
És molt preocupant comprovar com els representants legals dels estudiants no veuen en la aparició de assemblees com aquestes la destrucció de la seva credibilitat. Potser això significa que no es estàn pels interessos d'aquells a qui diuen representar, sinò pels seus propis o fins i tot pels del partit que actualment ens governa a Catalunya. Si no hi ha un canvi en la manera d'actuar del CEUdL, s'han de buscar alternatives per plantar cara a la "contrarevolució" dirigida des del poder que busca limitar el dret a la educació. Les facultats que han demostrat funcionar de manera independent (FCE, ETSEA i Lletres) potser haurien d'unir-se i anar coordinades. El CEUdL està compost pels estudiants que han volgut entrar. Si veiem que no s'està anant enlloc, potser arriba l'hora de canviar la seva política des de dins. En tot cas, serà una assignatura pendent que els nous estudiants que vinguin hauran de revisar.
A països com Canadà i Xile, el moviment estudiantil ha aconseguit fer baixar a les autoritats del seu pedestal i obligar-nos a negociar. Ens hem de plantejar en quina proporció i cap a on hem de dirigir la nostra força. El voluntarisme i la espontaneïtat són aliats que permeten guanyat petites batalles, però no s'ha de perdre de vista el desenvolupament general de la guerra. A les oficines del Ministerio de Educación i de la Generalitat, no tindran en compte la veu dels estudiants fins que no comencem a demostrar que hi ha contingut darrere de les pancartes i les consignes. Potser caldria anar professors, estudiants i PAS amb pas ferm i deixar ben clar que una altra universitat és possible.

sábado, 31 de marzo de 2012

Història i memòria - Discurs

Bibliografia recent sobre aquest tema




















 En aquestos darrers anys hem pogut observar com la idea de memòria històrica ha produït un important debat a la nostra societat. L'aprovació de la Llei de Memòria Històrica, la creació d'un Memorial Democràtic o l'enjudiciament de personalitats del règim franquista per part del jutge Baltasar Garzón són elements que ens porten a reflexionar sobre el passat, el present i el futur de la democràcia espanyola. Ningú pot negar que un dels factors que articulen la identitat de qualsevol societat es la relació amb la seva història. 
La idea de memòria històrica té moltes implicacions. Amb aquest discurs, el que pretenc és considerar per separat dos conceptes que aquí surten barrejats: els de història i memòria. Comencem pel primer. Que és la història? Aquesta no és una pregunta fàcil. S'han dedicat llibres sencers a elaborar una resposta satisfactòria, com el de Edward Hallet Carr, i podem dir que pràcticament hi ha tantes definicions d'història com historiadors.
La paraula història ha portat sempre a una doble confusió. Per una banda la entenem com a passat, com tot allò que es perd en el record. La fem servir vulgarment en frases com la historia ens ha ensenyat, la història és repeteix o farem història.
Per altra banda tenim la història entesa com a coneixement, com a disciplina d'estudi. Una disciplina que examina críticament les restes d'aquest passat i a partir de les quals l'intenta comprendre, explicar. En definitiva, donar sentit. Aquestos vestigis poden ser documents, testimonis, restes materials o imatges, i l'investigador els ha d'interrogar amb les preguntes i els mètodes adequats.
L'estatus científic de la història és una de les grans discussions acadèmiques que no semblen acabar mai. Per la meva banda, optaré per considerar que sí és una ciència: generem hipòtesis de treball, i examinem amb rigorositat els documents amb l'objectiu de confirmar o desmentir el nostre plantejament inicial. Busquem així,establir unes conclusions generals que ens permeten comprendre una mica més com funcionaven les societats en el passat. La història és, des de aquest punt de vista, un producte intel·lectual, fruit d'una disciplina, que anomenem historiografia (del grec historia i grafos, escriptura de la història).
Aquesta definició d'història és la que adoptarem en aquesta exposició. Ara podem passar a examinar el segon concepte: la memòria. La memòria la podem definir com la capacitat de recordar i representar-nos experiències passades. Es tracta d'un procés mental que ens permet assimilar les nostres vivències i projectar-les mentalment en el nostre present.
Aquest significat seria el que es refereix a la dimensió més personal, més individual. Ara bé, quan es parla de memòria històrica ens referim a una memòria, col·lectiva, de grup. Llavors, entrem en un terreny més incert, ja que ens referim a un discurs cultural i social. La memòria individual té alguns inconvenients propis, als quals haurem de sumar les complicacions que es deriven d'aquesta dimensió col·lectiva. Citaré cinc problemes que fan de la memòria, una via de coneixement poc fiable i molt confusa per entendre el passat.
Per començar, és selectiva. Es recorda només una part del tot, degut a l'inevitable procés en que es discrimina allò que considerem transcendental del que considerem trivial. Això ens portaria immediatament a la segona qüestió, la parcialitat. La importància d'un fet històric pot dependre molt del context i de l'emissor que el jutja. En tercer lloc, cal apuntar que la memòria canvia constantment. El record que en uns anys pot semblar molt destacat, en un altre temps amb altres preocupacions o valors, no té perquè tenir-se en compte. O simplement, pot caure en l'oblit. Pel contrari, la necessitat pot portar-nos a cercar en el nostre passat experiències que havíem deixat enrere. En quart lloc, és múltiple. En una societat existeixen sectors diferenciats amb interessos i mentalitats diferents o fins i tot en conflicte. Cadascun te la seva peculiar manera de veure's emmirallat a si mateix en el passat. Per tant, potser caldria parlar de memòries en comptes de memòria. I per acabar, la memòria es projecta en el present amb una intenció política. Els elements del passat es poden recuperar i ficar-les al servei d'un projecte ideològic. Per tant, entren en joc les creences, les emocions i els judicis de valor.
Evidentment, s'ha de tenir consciencia de la història i de quin ha estat el nostre passat. Ara bé, al fer memòria elaborem una representació esbiaixada on recordem allò que volem recordar. Per això, considero com diu el historiador Santos Julià, que hem de fer un elogi de la història per aquestos temps de memòria. No es tracta tant de recordar, sinó de saber o no saber.
La tasca dels intel·lectuals, pensadors i mestres ha de ser el de pensar amb esperit crític i visió de conjunt. Si l'historiador escriu ideologia, i no ciència, les conseqüències poden ser nefastes ja que hi haurien tantes històries com interessos contraposats. La pregunta queda en l'aire: quina hauria de ser la funció social del historiador? Això ho podríem respondre en un altre discurs, però finalitzaré amb unes paraules de Margaret McMillan:
Deberíamos mostrar cautela ante las reivindicaciones grandilocuentes en nombre de la historia, o ante aquellos que aseguran haber descubierto la verdad de una vez para siempre. Al final el único consejo que puedo dar es: úsela, disfrútela, pero trate siempre la historia con cuidado.

miércoles, 11 de enero de 2012

El Hermitage como pretexto

(Este artículo fue escrito para la asignatura "Expresión Audiovisual", impartida por el profesor Sandro Machetti Sánchez. Estará disponible  en breve también en la web del grado de Comunicación y Periodismo Audiovisuales.)
 
Foses: El museu, pretext del cinema
Filmoteca Terres de Lleida/Cine-ull, CaixaForum Lleida, 19/12/2011
La exhibición itinerante El Museu com a pretext, comisariada por Anna Capella y Cristina Massanes se ha propuesto como objetivo reunir piezas artísticas que ofrezcan miradas críticas sobre el museo entendido como institución generadora de significados culturales.[1] A partir de la exposición en el Museu d’Art Jaume Morera, la Filmoteca Terres de Lleida/Cineull decidió hacer una selección de películas en las que el espacio museístico fuera un elemento significativo.
¿De qué significados culturales estamos hablando? El espacio institucional reservado a la presentación de obras de arte se originó en el siglo XIX, en un contexto en que la recién establecida sociedad burguesa buscaba organizar y clasificar su patrimonio artístico. En él se han creado narrativas, imaginarios y referencias que han delimitado los parámetros estéticos de la sociedad actual. Los museos son lugares de memoria que se integran con otros elementos articuladores de la identidad nacional moderna y permiten una mayor comprensión del contexto histórico en el que fueron creados.[2]
Desde este punto de vista, este emplazamiento ha pasado a ser el punto de partida y de llegada del arte. Se le ha reservado un área específica en la que, en apariencia, puede campar libremente a sus anchas y ser contemplado supuestamente sin mediaciones externas. Sin embargo, a partir de las obras mostradas en la exposición se formulan interrogantes sobre el verdadero alcance de las colecciones artísticas. ¿Hay ideología en el orden de los cuadros en una pared? ¿Cuáles son los significados ocultos? Estas cuestiones sirven como punto de partida para la reflexión, expresada en las realizaciones de varios creadores contemporáneos.[3]
La película de Alexander Sokurov, con la que cerró el ciclo de la Filmoteca, puede ofrecer varias respuestas posibles, y desde luego evidencia cómo el museo es un espacio lleno de contenido histórico e ideológico. El arca rusa es un paseo de 90 minutos rodado en un solo plano secuencia, por diferentes espacios del Museo del Hermitage en San Petersburgo. El recorrido introduce diferentes momentos de la historia de Rusia desde el siglo XVIII hasta el reinado de Nicolás II. Este comprimido viaje en el tiempo es conducido por un anfitrión inspirado en el marqués de Custine, un diplomático francés que viajó por Rusia en 1839 y dejó escritas sus opiniones sobre la vida y costumbres de sus habitantes.[4] A medida que va contemplando los tesoros del museo, conversa con diferentes personajes que encuentra por las estancias del enorme palacio. Una voz en off (la del propio Sokurov[5]) dialoga con el marqués y a través de dos monólogos da inicio y final al film. Este narrador externo parece haber venido de la Rusia post-soviética, y ofrece una visión poética del destino de la historia rusa y de la permanencia de su cultura.
La película en sí misma es una proeza técnica y su acabado estético es intachable. Ostenta el récord de ser el plano secuencia más largo de la historia del cine.[6] Además, significó un avance en el cine digital, ya que se utilizó una de las mejores cámaras de alta definición del momento, y el metraje iba a parar directamente a un disco duro.[7] De este modo, se pudo conservar la mejor calidad de imagen sin ninguna pérdida. Por último, la fotografía fue retocada intensamente por ordenador para alterar la iluminación y el color. En suma, El arca rusa es, sin lugar a dudas, un hito técnico en la historia del cine.
Sokurov había empezado como documentalista y como realizador de televisión a finales de los años 70, pero a partir de los años 90 produjo sus primeros largometrajes de ficción.[8] Hay que decir que El arca rusa es una de las películas más reconocidas del cine ruso de la época del presidente Putin (2001-2008). Con ella, se consolidaba una continuidad al cine de autor en este país, cuando la industria y el mercado cinematográfico apenas se estaban consolidando.[9] Sokurov siempre ha realizado filmes estéticamente arriesgados. Su estilo se balancea entre el barroco y el minimalismo, y siempre trata temas relacionados de una forma u otra con la identidad nacional rusa.[10] En su cine, suele haber una mirada hacia el pasado.[11] Buena muestra de ello es Molokh (1999), el primer film de una trilogía compuesta por Telets (2001) y Solntse (2005), que imaginan el lado más personal de tres líderes políticos del siglo XX: Hitler, Lenin e Hirohito.[12]
En El arca rusa, se realiza una apuesta por representar momentos históricos muy lejanos en el tiempo de manera continuada y sin interrupciones. El travelling perpetuo no permite cortes ni elipsis. La cámara hace el montaje al girarse y desplazarse, pero la temporalidad siempre es lineal. En consecuencia, se establece una continuidad directa entre los tres siglos de historia rusa. De este modo, la voluntad de hacer explícita la herencia del pasado se hace evidente al elaborar una secuencia que nos lleve desde el siglo XVIII hasta el XX. Los dos personajes extemporáneos que hacen de guía y narrador permiten este fantástico viaje en el tiempo, lleno de anacronismos y simultaneidades imposibles.[13] Las figuras protagonistas de cada época van apareciendo, con el majestuoso espacio del Hermitage como denominador común. Las referencias artísticas son omnipresentes. El reinado de Pedro I el Grande se representa en un estilo tenebrista que recuerda a los cuadros de Rembrandt o Caravaggio. La era de Catalina II se introduce con una representación teatral de corte neoclásico. Con la llegada a la galería italiana, se aprecia un público actual que contempla los cuadros. Al entrar en una sala, el guía se transporta al San Petersburgo de 1942 asediado por los nazis. Una majestuosa escena entre Nicolas I y unos emisarios persas es presenciada por el misterioso marqués con perplejidad. En otra estancia, aparecen tres directores del Hermitage discutiendo sobre la posibilidad de conservar el arte. Hacia el final, después de atravesar una habitación donde se ve a la familia de Nicolas II, la cámara desemboca en un multitudinario baile (que es una reconstrucción de la ceremonia que auspiciaron los últimos Romanov en 1913).[14] Al finalizar, toda la nobleza desciende las escaleras y se dirige por una galería donde finaliza el trayecto.
La reflexión sobre el antiguo carácter imperial de Rusia está muy presente a lo largo de la filmografía de Sokurov. La colectividad que se sostenía por unos valores culturales comunes y un poder político autoritario es una de sus preocupaciones constantes.[15] La exhibición del poder de los zares se puede contemplar a lo largo de la película. El Hermitage y el arte que atesora es un testimonio de sus reinados, pero la conclusión es que ese poderío de antaño desapareció para no volver jamás. Esta dimensión elegíaca está presente en casi todo el cine de Sokurov, haga referencia a la decadencia del imperio ruso o a la muerte de diferentes personajes históricos.[16] El inexorable paso del tiempo es resaltado gracias a la duración en tiempo real del plano secuencia, que ignora las rupturas y saltos de la historia y construye una totalidad única e integrada que es el imperio ruso. La inexistencia del montaje pone de relieve la duración de cada momento, su fugacidad. El ágil deslizamiento de la cámara por los pasillos y salas, entre las que se suceden soldados, sirvientes y reyes viene a decir: memento mori. Se hace patente de ese modo, el fallecimiento de las ambiciones imperiales y la fugacidad del poder político.[17]
La relación entre Europa y Rusia es también abordada en el film. El recorrido por el museo del Hermitage se puede leer como un intento por destacar la parte occidental de la cultura rusa.[18] Luchamos contra Napoleón, no contra el estilo imperial dice el narrador cuando el guía se pasea por la galería italiana. En el momento en que los nobles abandonan la sala de baile y el marqués se despide de la cámara-narrador, se oye un adiós, Europa. El film plantea esa turbulenta relación ambivalente entre Rusia y Europa, y que tras la revolución soviética de 1917 la brecha entre ambos mundos se haría todavía más grande.[19] Muerte, poder y cultura son los tres elementos básicos que se repiten en la obra de Sokurov y que encuentran en El arca rusa uno de sus mejores representantes.[20] Es hacia el final, con la toma de un mar envuelto en neblina, cuando el Hermitage cobra su sentido como arca que resguarda de las turbulencias de la historia el patrimonio cultural de Rusia. Todo lo que se acaba de ver pasa a entenderse como una representación del mundo pre-soviético, un canto triste a una era desaparecida que sólo puede recuperarse mediante la representación artística. [21]
Volviendo a los planteamientos de El museu com a pretext, el film constata que el museo es un creador de significados, históricos, estéticos, culturales y políticos. Con El arca rusa, se confirma que observar el arte expuesto a través de la pantalla es una invitación a pensar qué estamos viendo realmente al entrar en un museo.[22]  Allí se encuentran las apariencias capturadas  de una realidad desaparecida y Sokurov ha sido uno de los cineastas que mejor ha comprendido esa dimensión.[23] El recorrido por el Hermitage viene a ser un pretexto para meditar sobre la identidad cultural rusa. Una identidad llena de cicatrices producidas por un pasado convulso y que tras la caída de la URSS se hace obligatorio revisar.



[1] A. CAPELLA; C. MASANÉS: “Narratives del museu” en VV.AA.: El museu com a pretext, Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació, Barcelona, 2011, p. 4.
[2] A. CAPELLA; C. MASANÉS: op. cit., p. 5.
[3] A. CAPELLA; C. MASANÉS: op cit., p. 8.
[4] B. BEUMERS: A history of Russian cinema, Berg, Nueva York, 2009, p. 251.
[5] Ídem
[6] INTERVIEW: Achieving the Cinematic Impossible; "Russian Ark" DP. Tilman Buttner Discusses What It's Like To Make History”. Indiewire. 22-12-2011.
[7] B. BEUMERS: op. cit., pp. 251.
[8] B. BEUMERS: op. cit., p. 250.
[9] B. BEUMERS: op. cit., pp. 241-242.
[10] N. CONDEE: The Imperial trace: recent russian cinema, Oxford University Press, Nueva York, 2009, pp. 165-166.
[11] N. CONDEE: op. cit., pp. 183-184.
[12] B. BEUMERS: op. cit., pp. 250-251.
[13] N. CONDEE: op. cit., p. 177.
[14] “Aleksandr Sokurov: Russian Ark (Russkii kovcheg) (2002) reviewed by Birgit Beumers.” KinoKultura. 22-12-2011.
[15] N. CONDEE: op. cit., p. 160.
[16] N. CONDEE: op. cit., p. 165.
[17] S. FILLOL: “Avanzar hacia el pasado” [folleto] en El arca rusa [DVD] Intermedio, Barcelona, 2007.
[18] N. CONDEE: op. cit., p. 176.
[19] B. BEUMERS: op. cit., p. 252.
[20] N. CONDEE: op. cit., p. 182.
[21] S. FILLOL: op. cit.
[22] J. HURTADO “Viceverses del pretext: algunes relacions entre cinema i museu” en VV. AA.: El museu com a pretext, Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació, Barcelona, 2011, p. 44.
[23] S. ZUNZUNEGUI: “Alianza y condena: el cine en el museo” en A. WEINRICHTER (ed.): "El cine en el espacio del arte", Secuencias, núm. 32, 2º semestre 2010, pp. 81-82.